viernes, 26 de febrero de 2010

MENCIÓN DE "DÍAS DE MENTA..." EN EL ALFABETO DE BABEL

Nombre de tu blog

El Alfabeto de Babel, el blog oficial de la revista homónima impulsada por un grupo de gente entusiasta de la literatura, se ha hecho eco en su espacio de la reedición de Días de menta y canela. Desde aquí muchas gracias, Lorena.

jueves, 25 de febrero de 2010

ARCO IRIS DE BASILEA

Como excepción ilustro una entrada recurriendo a una fotografía personal: mi padre delante de la estación central (Hauptbahnhof) de Düsseldorf cuando llevaba poco tiempo viviendo allí (mi madre y yo aún estábamos en España).



Hace ya tiempo, concretamente en junio de 2008, leí en El País semanal un artículo de Rosa Montero donde hablaba de Arco Iris, la asociación de emigrantes españoles jubilados en Basilea, y los dos libros que le había enviado esta asociación: Tal como éramos y Tal como somos. Cito textualmente a Rosa Montero:

Uno se titula Tal como somos, y es una sólida encuesta sociológica hecha por ellos mismos sobre los residentes españoles de la zona mayores de sesenta años (en total, según sus cuentas, hay 336). El otro trabajo, titulado Tal como éramos: españoles en Basilea 1957-1980, cuenta lo que fue la emigración a través de testimonios personales y de un montón de fotos antiguas y maravillosas, retratos de bodas y bautizos, de fiestas con bailes regionales, del primer televisor comprado con esfuerzo, de la modernidad.

Me emocioné cuando leí el artículo y le dediqué una entrada (aquí el link), porque me sentía como si ese emotivo escrito de Rosa Montero (aquí el link) hablara de mi propia vida y la de mis padres. Pues resulta que hace algunas semanas, recibí un correo de María Ángeles Díaz Burgos, la responsable de esos dos libros y que trabaja en la asociación de pensionistas Arco Iris. En él me comentaba que, navegando por internet, había dado con mi blog a través de esa entrada concreta y me ofrecía enviarme los dos libros para que pudiera leerlos de primera mano.

Ha sido francamente emocionante ver las fotografías y leer los recuerdos de aquellos emigrantes, recogidos en el tomo Tal como éramos. Algunos se parecen a los que me han contado mis padres: “Comí más de una vez carne para perro envasada. La colocaban en el supermercado junto a la normal…”. Y está la anécdota de los niños que acaban ejerciendo de intérpretes para su padres, como nos tocaba hacer a los hijos: “Otros vieron en los niños la solución a sus problemas de comunicación y se hacían acompañar por ellos a todas partes para que les tradujeran aquello que no entendían… ”. O la de lo cotizadas que estaban las tortillas de patata entre los suizos – en mi caso, mis amigas alemanas siempre pedían a mi madre que les hiciera tortilla (“Tor-til-ya”, como pronunciaban ellas) cuando venían a comer a casa: “No había día que saliéramos al campo que no se nos acercara algún suizo al olor de la tortilla de patata…”.

Y qué decir de las fotografías, tan parecidas a las que nos hacíamos en aquella época los españoles emigrados. Fotos de niños subidos a un trineo; instantáneas ante el televisor, el tocadiscos o el coche nuevo; comidas campestres durante las excursiones; retratos de hombres jóvenes delante de la estación central de su ciudad…

Son retazos de vidas de emigrantes recopilados con gran sensibilidad en un documento de primera. Muchas gracias, María Ángeles, por haberme brindado la oportunidad de leer estos libros. Los guardaré como oro en paño.

martes, 23 de febrero de 2010

CAMBIO DE LOOK

Hoy toca un pequeño cambio de look, porque los blogs también se cansan de vestir siempre igual, por lo este Días de menta y canela llevará vestidito amarillo durante una temporada.

Y como estoy algo perezosa, inserto estas escenas de Radio Days, una de mis películas favoritas de Woody Allen.



martes, 16 de febrero de 2010

Y SEGUIMOS CON BESOS...

Aunque ya haya pasado San Valentín, hoy traigo más besos.

Primero este cuadro de Gustav Klimt


después un poema de Gabriela Mistral


Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.


... para terminar con Billie Holiday cantando Prelude to a Kiss:

sábado, 13 de febrero de 2010

BESOS PARA SAN VALENTÍN

Mañana es 14 de febrero, día de San Valentín, patrono de los que aman y de los Grandes Almacenes. Ya hay por ahí una película en cartelera – Historias de San Valentín -, estoy segura de que en Cine de Barrio andarán desempolvando ya El día de los enamorados con Conchita Velasco y Tony Leblanc para echarla esta tarde, los comerciantes ya llevan tiempo con la maquinaria del consumo a toda marcha y hace unos días vi en una revista una recopilación de diez besos de película.

Como de costumbre, en la lista había películas que no me decían nada y en cambio, eché en falta otras cuya escena de beso me llamó la atención en su día. Y es que resulta muy difícil acertar con esas listas de los diez – o veinte, o cincuenta, o los que sean – mejores en algo, porque cada cual tiene sus propias preferencias. Aquí mi selección de besos románticos, besos vehementes, besos húmedos bajo la lluvia o besos “interruptus”, como el que intercambian Ingrid Bergman y Cary Grant en Encadenados (¿sería para burlar el famoso Código Hays?).

Besos lluviosos
Desayuno con diamantes
Match Point
El hombre tranquilo


Beso con arena de la playa
De aquí a la eternidad

Beso con gafas empañadas
Con faldas y a lo loco

Beso de mujer fatal que inicia a un pobre pardillo
Bola de fuego
(Aquí me cuesta un poco creerme a Gary Cooper, según dicen el mayor semental de Hollywood en su época, interpretando a un pardillo inexperto en amores, pero estaba tan atractivo…)



Beso ibérico
Jamón Jamón

Beso a punto de estirar la pata
Duelo al sol

Beso entre rudos vaqueros
Brokeback Mountain

“Besus interruptus"
Encadenados



Ya sabemos que la memoria es traicionera y estoy segura de que me habré olvidado de algún beso cinematográfico digno de ser recordado. Si se os ocurre alguno impresionante, ya sabéis… como siempre, se admiten sugerencias.

lunes, 8 de febrero de 2010

EL BRILLO DE LOS ÍDOLOS

El sábado venía en Babelia un interesante artículo de Ignacio Vidal-Folch sobre ciertos genios de la literatura que fueron despreciables como seres humanos. Entre otros cita a Céline, Neruda y Gorki (enlace aquí). En realidad, el tema no es que sea novedoso. ¿Qué adicto a la literatura no habrá debatido esta cuestión alguna vez con sus amistades o en una tertulia literaria? La de veces que me sorprendí yo en el pasado (ahora, cada vez menos) cuando alguien me hablaba de ese artista idolatrado que en su vida privada había sido un egoísta, un parásito plagiador, un tacaño de lo más mezquino o incluso un sádico perverso. Como si el hecho de escribir una obra literaria de las que nos hacen babear de admiración y mucha envidia, componer una pieza musical sublime, o crear una película magistral, implicara a la fuerza una gran dosis de bondad y humanidad.

Y, sin embargo, creo que todos nos inventamos una personalidad idealizada para quien ha sido capaz de llegarnos al alma con una obra magnífica. Sobre todo, si ese artista se ha prodigado poco en los medios y no sabemos nada de él. Claro, cuando luego alguien publica sus pequeñas y estupidas mezquindades o sus grandes perversiones, nos llevamos un chasco monumental porque ese ser ruin de discurso anodino no casa con lo que nos había hecho creer su obra y se nos viene abajo la imagen idealizada. Lo mismo me ha ocurrido alguna vez con actores de esos impresionantes y viriles que me habían embrujado con una interpretación maravillosa y al verlos en una entrevista de televisión, me resultaron seres tontorrones de risa infantiloide que no paraban de decir sandeces.

En fin, si me gustara discurrir moralejas, la de hoy podría ser: no quieras saberlo todo sobre tu ídolo, porque se hará humano y perderá el brillo.

(La fotografía de Louis-Ferdinand Céline es de Roger Viollet y la he tomado de El País.)

NOTA IMPORTANTE: Puesto que en los últimos días no paran de entrarme en el blog comentarios-spam (diseminados a lo largo y ancho de las entradas que he ido escribiendo desde que lo abrí, por lo que lleva su tiempo buscar el post correspondiente y borrarlos), he incluido un control de comentarios por “verificación de palabra”, algo que pensé que no haría jamás y que me da mucha rabia. Esto no os afectará a los que soléis entrar a opinar en este blog y ya sois amigos cuyos mensajes son siempre bienvenidos, pero evitará (o eso espero) que se cuelen los odiosos e ininteligibles mensajes enviados por esa lacra que son los robots de spam.

lunes, 1 de febrero de 2010

A PROPÓSITO DE SALINGER... Y DEL CABANYAL

A estas alturas, hasta el ermitaño más aislado sabe ya que el 28 de enero murió, a los 91 años, el escritor norteamericano J.D. Salinger, autor de El guardián entre el centeno. Desde entonces, he leído tantas alabanzas de la novela que le dio la fama, que a ratos he llegado a sentirme como un bicho raro porque me dejaron más bien fría las andanzas de Holden Caulfield. A lo mejor es que soy muy retorcida, pero Caulfield me cayó gordo desde el principio. Me pareció un adolescente malcriado, cargante e inadaptado, de esos que van por la vida quejándose de todo y mirando por encima del hombro a los demás. El caso es que empecé a leer este libro con muchas expectativas y cuando lo acabé, me quedó una sensación de “bueno… vale, ¿esto era todo?” Tampoco puedo afirmar que el estilo literario me pareciera gran cosa. Tal vez la decepción se debiera a que lo leí muy tarde, con más de cuarenta años. Quizá me habría sentido más identificada con ese personaje si hubiera descubierto la novela de adolescente. En cualquier caso, ya sea porque el amigo Holden Caulfield no atrapa igual cuando se lee el libro en la madurez, o sea por otra razón, la cuestión es que no consigo sumarme a los que consideran El guardián entre el centeno una obra que marcó su vida. Por mí este libro pasó sin pena ni gloria.

De Salinger me llama la atención su decisión de retirarse del mundanal ruido literario en pleno éxito y el hecho de que viviera aislado desde 1951 hasta su muerte, o sea durante más de cincuenta años, escondiéndose tanto de periodistas como de admiradores. Un modo de vida que en estos tiempos, a priori parece un lujo que ningún escritor se puede permitir. Porque desde el momento en que un autor consigue interesar a un editor, sabe que no bastará con que su novela sea transformada en un libro que será distribuido a las librerías, donde con suerte lo expondrán durante un tiempo en la mesa de novedades. Cualquier escritor novato con los pies sobre la tierra es consciente de que hoy en día, los libros duran en esas mesas lo que tarda en derretirse un helado en el mes de agosto y que si no han logrado destacar durante ese lapso efímero, pasarán a engrosar el pelotón de vencidos que regresan cabizbajos a los almacenes de la editorial y desde allí, tal vez sean enviados a la guillotina. Por lo que ahora, a ningún escritor realista se le ocurriría fantasear con retirarse en plan Salinger y dejar que sus libros encuentren solos su camino, ya no hacia el éxito, sino simplemente en pos de la supervivencia pura y dura. Por eso, en estos tiempos de desmesurada oferta literaria, un escritor realista, por muy tímido, misántropo o vago que pueda ser, se alegrará si la editorial decide enviarle a hacer promoción e irá con gusto a todas las emisoras y redacciones que deseen entrevistarle, además de acudir ilusionado a cuantas firmas de ejemplares le propongan. Y no lo hará por engordar su ego (aunque siempre habrá quien sí lo haga por esa razón, claro), sino simplemente por dar a conocer un trabajo en el que ha invertido mucha energía, muchas ilusiones y muchos meses, incluso años de su vida. Luego, conforme pase el tiempo, el escritor novato pero realista irá descubriendo que se lo pasa bien conversando con sus lectores durante las firmas de ejemplares y en las ferias del libro. Y llegará a concluir que, quizá, el retiro de Salinger no fuera tal lujo, porque se evitó ciertas servidumbres de la vida literaria, pero también se privó de la parte más gratificante: el apoyo de los lectores que anima a seguir escribiendo. Aunque este ya es otro tema que daría para un post propio.

Acabaré hoy con un asunto que no tiene nada que ver con J.D. Salinger. Pero no quería dejar pasar esta entrada sin incluir un enlace al artículo que publicó ayer Manuel Vicent en El País en defensa del Cabanyal, el antiguo barrio valenciano que se ve amenazado por una de esas herejías urbanísticas a las que tan aficionados somos en esta España nuestra.


(La fotografía de Salinger es de Anthony Di Gesu, está en Getty Images, y la he tomado de El País. La del Cabanyal es de Julián Barón y también la he tomado de El País)