viernes, 2 de octubre de 2009

AY, ESOS MÓVILES

Últimamente, la gente nos metemos con el móvil encendido a todas partes. Y luego pasa lo que pasa. Que el artefacto suena a todo volumen en el momento y el lugar más inoportuno. En un concierto, dentro de la consulta del médico, en mitad de un entierro, cuando visitamos a un enfermo en el hospital, o incluso en el teatro. Como ocurrió el otro día en la obra que representa el cachas Hugh Jackman en Broadway (link artículo), junto a otro cachas algo más bajito: el chico Bond Daniel Craig. Al sonar el teléfono, Jackman pilló un rebote épico porque ese chisme le estaba chafando su escena de gloria y se encaró con el dueño del móvil, que prefirió mantenerse achantado por si las moscas.

Me imagino al señor rojo como un tomate y encogido cual gusanillo en la butaca, mientras sus manos apagan el teléfono a escondidas para que nadie descubra que él es el culpable de la interrupción. Seguro que la próxima vez que vaya al teatro, se acordará de apagar el móvil o de ponerlo en silencio.

8 comentarios:

carmen dijo...

No me extraña que se cogiera ese rebote.Eso es para que te pase.Debe de ser muy difícil levantar una interpretación cuando te cortan de esa manera.
De todas maneras ,lo de los móviles ,es a veces, vergonzoso.Eso es una falta de "urbanidad".Asignatura que yo tenía cuando iba al cole.
¿Deberían volver a ponerla?.
No estaría mal.
Saludicos.

Carmen Santos dijo...

Pues no estaría mal que nos dieran alguna lección de urbanidad al personal, porque a veces se ve y oye cada cosa...
Saludicos

39escalones dijo...

Se lo ganó a pulso. Si ocurriera más a menudo (lo de la bronca, digo), a la gente no se le olvidaría quitar la musiquita. Eso sí, te apuesto algo a que en España, con lo desquiciada que está la gente, el del teléfono se hubiera encarado con el actor.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es que es una falta de respeto enorme. En los AVE ya dicen, por fin, que se hable entre vagón y vagón. A veces es insufrible

Samuel

Carmen Santos dijo...

39escalones: Es verdad, Alfredo. Con lo agresivos y lo malhumorados que nos hemos vuelto los españoles, aquí el del teléfono seguro que habría montado algún numerito alegando que tenía derecho a dejar el móvil encendido, o algo similar.
Saludos

Carmen Santos dijo...

Samuel: Uy, los que hablan a grito pelado por el móvil dentro de un tren merecerían una entrada aparte. Y la de tonterías que deben escuchar los demás pasajeros sin comerlo ni beberlo. Realmente horroroso.
Saludos

Anónimo dijo...

A parte de perder la educación y en algunos casos también algo más con el gran invento del móvil, creo que nos hemos acostumbrado tanto que ya por inercia preguntamos en lugar del 'qué tal?' el 'dónde estás?' yo a veces me siento un poco perseguida porque también se está poniendo en jaque mi intimidad... aunque también he visto (y oído) quién engaña y dice que está aquí o allá y realmente no es así... ¿estamos evolucionando de homo sapiens sapiens a 'homo mentirosus sinvergüenzis' ??
besos
mon.

Carmen Santos dijo...

Mon: Es verdad. Con el móvil, siempre nos preguntan y preguntamos eso de "¿Dónde estás?". Cuando voy en el autobús, aparte de las conversaciones que se entremezclan, la frase que más se oye cuando alguien contesta al móvil es: "Estoy en el autobús". ¡Qué poco originales somos!
Besos